martes, 20 de noviembre de 2007

EL LIBERALISMO

El liberalismo es una corriente de pensamiento filosófico, social, económico y de acción política, que promueve las libertades civiles y el máximo límite al poder coactivo de los gobiernos sobre las personas. Aboga principalmente por:

El desarrollo de las libertades individuales y, a partir de ésta, el progreso de la sociedad.

El establecimiento de un Estado de Derecho, en el que todas las personas, incluyendo aquellos que formen parte del Gobierno, estén sometidos al mismo marco mínimo de leyes.

HISTORIA

Se considera a John Locke como uno de los primeros pensadores liberales, siendo su Segundo tratado sobre el gobierno civil la obra seminal de esta ideología. Luego de él, los economistas clásicos como Adam Smith y David Ricardo continuaron esta línea de pensamiento, especialmente en lo que se refiere a la conexión entre libertad política y prosperidad económica. Smith, con su obra La investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, exhorta a 'dejar hacer 'al mercado, en lugar del soberano, en lo que a decisiones de compraventa se refiere,

En cuanto a la política, la ideología liberal encuentra sus bases en Montesquieu y en los padres fundadores americanos; parte del hecho de que no hay personas ni sistemas perfectos, y por lo tanto, el Estado debe ser un conjunto de pesas y balanzas en el que se contrapesen los distintos poderes que ostenta sobre el individuo, para que ninguno pueda devenir en tiranía.

Según la teoría liberal, el Estado debe seguir una política de mínima intervención, o laissez faire (en francés, «dejar hacer»). Ésta se sustenta de un lado en la convicción de que cada individuo buscará lo mejor para sí mismo y para el otro con el fin de beneficiar a todos, siendo la labor del Estado corregir los casos en que esto último no se cumpla. Los críticos del Liberalismo suelen insistir en que la segunda premisa pocas veces se cumple, ya que a menudo algunos individuos logran beneficiarse a costa del resto de la sociedad.

Liberalismo social, liberalismo económico y liberalismo político

El liberalismo social defiende la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales no-mercantiles, admitiendo grandes cotas de libertad de expresión y religiosa, los diferentes tipos de relaciones sociales consentidas, morales, etc. Sin embargo, considera valores más allá de la propia voluntad, como los valores religiosos o tradicionales.

El liberalismo económico defiende la no intromisión del Estado en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos (reduciendo los impuestos a su mínima expresión y eliminando cualquier regulación sobre comercio, producción, etc.), sin dejar de lado la protección a «débiles» (subsidios de desempleo, pensiones públicas, beneficencia pública) o «fuertes» (aranceles, subsidios a la producción, etc.). La impopularidad de reducir a veces la protección de los más desfavorecidos lleva a los liberales a alegar que resulta perjudicial también para ellos, porque entorpece el crecimiento, y reduce las oportunidades de ascenso y el estímulo a los emprendedores. Los críticos, por el contrario, consideran que el Estado puede intervenir precisamente fomentando estos ámbitos en el seno de los grupos más desfavorecidos. El liberalismo económico tiende a ser identificado con el capitalismo, aunque este no tiene por qué ser necesariamente liberal, ni el liberalismo tiene por qué llevar a un sistema capitalista. Por ello muchas críticas al capitalismo son trasladadas falazmente al liberalismo.

En la discusión filosófica teórica actual, se suele dar el caso de que un pensador coincida a la vez con las posturas del liberalismo social y el liberalismo económico. En la práctica política, es raro que coincidan. En general, el intervencionismo económico y el liberalismo social son característicos de la socialdemocracia y el eurocomunismo mientras que el liberalismo económico y el control social son más característicos del llamado neoliberalismo económico, pero la práctica real de la política obliga a atender a muchas circunstancias, aparte de la propia ideología.

El liberalismo político inspiró la organización del Estado durante el siglo XIX. Pero para conseguir cambiar y consolidar un nuevo sistema de gobierno, era precisa una profunda crítica y transformación social y económica, de modo que todos los individuos tuvieran los mismos privilegios, y una mayor libertad de actuación.

Liberalismo benthamiano y Liberalismo paretiano

Una división menos famosa pero más rigurosa es la que distingue entre el liberalismo predicado por Jeremías Bentham y el defendido por Wilfredo Pareto. Esta diferenciación surge de las distintas concepciones que estos autores tenían respecto al cálculo de un óptimo de satisfacción social.

En el cálculo económico se recurre con frecuencia a la teoría del Homo Oeconomicus, un ser perfectamente racional con tendencia a maximizar su satisfacción. Para simular este ser ficticio, se ideó el Gráfico Edgeworth-Pareto, que permitía conocer la decisión que tomaría un individuo con un sistema de preferencias dado (representado en Curvas de indiferencia) y unas condiciones de mercado dadas.

Pero existe una gran controversia cuando el modelo de satisfacción ha de trasladarse a una determinada sociedad. Al deber elaborar un gráfico de satisfacción social, el modelo benthamiano y el paretiano chocan frontalmente.

Corrientes de estas concepciones

Estas dos concepciones radicalmente diferentes dividen al liberalismo entre dos corrientes: una igualitarista y progresista, abanderada por la teoría de Bentham, y otra que no persigue la igualdad pues considera natural que hombres diversos actuando en función de sus propias motivaciones y empleando libremente los medios de que disponen lleguen a fines diferentes.

Entre los seguidores de Bentham destacan las tesis del Social-Liberalismo, mientras que de Pareto surgen otras como la Escuela Austríaca.

Corrientes actuales

En la actualidad algunos think-tanks e institutos con subvención privada, que intentan relanzar el viejo programa liberal de laissez faire, laissez passer que expresaba una exhortación a los monarcas y gobiernos a «dejar hacer» y «dejar pasar» tanto en términos de tolerancia social (especialmente religiosa), como de movimiento físico de bienes y personas en las fronteras y dentro de ellas. Estas corrientes defienden el libre comercio, el Gobierno limitado y la libertad individual según el punto de vista liberal.

Liberales

La categoría Liberales agrupa todos los artículos sobre personalidades liberales. La que sigue es sólo una breve relación orientativa de liberales de gran relevancia en la historia de esta corriente intelectual, académica y política.

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